La estimulacion transcranial magnetica: Aspectos historicos

Me parece que la última década ha visto un resurgimiento de interés sobre el magnetismo y su posible uso como una modalidad terapéutica para una gran variedad de trastornos relacionados con la salud. El campo en sí ahora se denomina terapia magnética o magnetoterapia. Una búsqueda rápida en Google para el termino “magnetoterapia” trajo 63.000 sitios de interés. Un sitio en particular afirma que la «magnetoterapia no es nada nuevo- se ha utilizado durante miles de años para ayudar a aliviar el dolor y acelerar el proceso de curación natural» (http://www.magnetic-health.eu/?page_id=128). Sin embargo, la mayoría de los relatos, aunque circulados ampliamente, siguen siendo anecdotales (por ejemplo, el uso de imanes por Cleopatra para preservar su belleza).

El origen de la terapia magnética, probablemente se remonta al siglo 1700 cuando Franz Mesmer propuso una teoría de fuerzas invisibles que podían ser transferidas entre los cuerpos de animales. Llamó a esta transferencia de energía «magnetismo animal». Varias décadas más tarde, el científico Inglés Michael Faraday demostró la presencia de un campo magnético alrededor de un conductor que transportaba corriente continua. Entre muchos descubrimientos sobresalientes, se acredita Faraday con la observación de que un campo magnético variable (causada por la conexión y desconexión de una batería) actuando sobre un conductor, causa una diferencia de potencial o voltaje a través de la misma. Esta observación tiene muchas ramificaciones, una de las mismas es el examen de los posibles efectos de campos magnéticos sobre el cuerpo humano.

En términos de la ciencia hay que destacar que casi la totalidad de la investigación humana verdadera que se ha hecho utiliza campos magnéticos de gran fortalezas (por ejemplo, 1-2 Tesla). La fuerza de estos campos magnéticos es similar a la de un escáner de imagen de resonancia magnética y algunas 20.000 veces la fuerza del campo magnético de la Tierra. El uso de campos magnéticos de fuerza menores, generalmente estáticos, ha dado lugar a muchas especulaciones a menudo con poco respaldo científico. Es bien sabido, por ejemplo, que la hemoglobina (un componente principal de la sangre que transporta el oxígeno), contiene hierro y presenta propiedades magnéticas. Contrariamente a las afirmaciones hechas en revistas laicas los campos estáticos utilizados por la magnetoterapia son varios órdenes de magnitud demasiado débiles para tener un efecto en el flujo sanguíneo. Como cuestión de hecho, los campos energéticos de tales imanes son tan débiles que su fuerza se disipa rápidamente con la distancia haciendo que sus efectos sean casi nulos en el tejido humano. Es por esta razón que en este blog no vamos a abordar el uso terapéutico de las mantas, almohadas, cremas magnéticas, etc. La mayor parte de los investigadores consideran su uso como pseudociencia.

La historia temprana de la estimulación magnética del cuerpo humano gira en torno a los fenómenos de fosfenos. Un fosfeno es la experiencia de ver destellos de luz sin que haya luz recibida por los ojos. Investigadores en el 1900 construyeron grandes bobinas capaces de envolver la cabeza humana. Las grandes corrientes en estas bobinas (a menudo requiriendo la ayuda de la compañía eléctrica) provocaron los fenómenos de fosfenos. Durante varias décadas, la investigación sobre los fosfenos abordó la cuestión de la posible causa anatómica; si los fosfenos se generan por la corteza occipital o la retina? Por el contrario la investigación moderna se ha centrado en la creación de las lesiones virtuales/transitorias en el sistema nervioso central y su capacidad para recuperar o exhibir plasticidad.

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La era moderna de la investigación con la estimulación transcraneal magnética (ETM) se produjo a mediados de la década de 1980. Anthony Barker, trabajando en el Royal Hallamshire Hospital en Sheffield, desarrolló una máquina capaz de cambiar, de forma no invasiva, la excitabilidad del tejido cerebral. La máquina requería el uso de condensadores modernos (un contenedor de almacenamiento de energía eléctrica), capaces de descargar un gran voltaje. Se requiere un voltaje grande para poder proporcionar un aumento rápido de la corriente en la bobina estimulante. El camino innovador del grupo Hallamshire todavía está presente hoy en día y los descendientes del grupo original siguen llevando a cabo vías innovadoras de investigación ( http://www.shef.ac.uk/neuroscience/psychiatry/research/techniques/tms ).

El reciente resurgimiento de interés por ETM es en muchos aspectos debido a la labor científica del multifacético Mark George de la Universidad de Medicina de Carolina del Sur. Dr. George combino su formación en psiquiatría y radiología mediante la aplicación de los efectos de EMT en la depresión. En 2010, el Dr. George ganó la aprobación del FDA para usar esta técnica en el tratamiento de la depresión resistente al tratamiento medico. Un documental de NOVA detalla los esfuerzos del Dr. George para utilizar TMS en la psiquiatría (http://www.pbs.org/wgbh/nova/body/mind-control-TMS.html).

Mi grupo tuvo la idea original para el tratamiento de los trastornos del espectro autista (TEA) con ETM. La idea vino de nuestros resultados que mostraban la presencia de un defecto en la envolvente inhibidora de minicolumnar dentro de la corteza cerebral. Pensé que la baja frecuencia de ETM pudiera ayudar a construir la envolvente de inhibición de estas estructuras (ver blog anterior : https://corticalchauvinism.com/2013/01/27/why-use-transcranial-magnetic-stimulation-tms-in-autism/). La ETM a altas frecuencias estaría contraindicada, ya que podría provocar convulsiones en esta población de pacientes. Hasta ahora otros grupos de Boston y Australia han reproducido los resultados originales. Uno de los investigadores más logrado en el campo, Lindsay Oberman, escribió recientemente una revisión de la literatura sobre el tema.

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Lindsay Oberman y Peter Enticott trabajando por separado (y en 2 países diferentes) han sido la fuerza motriz de muchos de los estudios más recientes que detallan los efectos del ETM en el autismo.

Los beneficios potenciales de la ETM en TEA han sido publicitada por John Elder Robison (autor de Look Me in the Eye. John acredita al ETM por haber tenido un gran efecto en él: «Yo acredito al ETM con alterar fundamentalmente la manera en que veo y comprendo a otras personas. Mi firme creencia en el poder de ETM se basa sólidamente en mis propias experiencias en el laboratorio» (http://www.johnrobison.com/collaborations.php).

Hasta el momento nuestro grupo ha tenido un buen número de publicaciones y capítulos de libros sobre el tema. En general hemos tratado a cerca de 200 personas con esta técnica. En mayo, 2 días antes de la Reunión Internacional para la Investigación del Autismo, vamos a participar en una conferencia de consenso sobre el autismo en que vamos a tratar de definir cómo diferentes grupos pueden trabajar juntos hacia el establecimiento de un ensayo clínico suficientemente grande como para que ETM ser considerada para su aprobación por el FDA. La conferencia fue la creación de la Sra. Kimberley Taylor, fundadora de la Fundación Claramente Presente.

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