Por ahora me gustaría hablar sobre un artículo publicado recientemente por el grupo de Courchesne (New England Journal of Medicine, marzo de 2014). El mismo ha recibido mucha atención en los medios públicos. La investigación involucró la cuantificación de la expresión de ARN (para diferentes marcadores) en la corteza cerebral de 11 niños con autismo (de 2 a 15 años de edad) y un número igual de controles. El muestreo fue extremadamente limitado con sólo pequeños bloques de tejido tomados en par de sitios en 3 lóbulos diferentes. Los resultados mostraron anormalidades columnares afectando la mayoría de las capas de la corteza, con las anomalías más graves observadas en las capas 4 y 5. Según los autores, así como revisores comentando sobre el estudio, los resultados sugieren algún tipo de defecto durante el desarrollo del cerebro en el autismo.
Los pequeños números de pacientes en la serie reportada es normal para estudios post mortem. Sin embargo, la toma de muestras, extremadamente limitada, puede impedir generalizaciones. Aunque los autores trataron de establecer si se había producido algún tipo de degradación de tejido, algunos neuropatólogos experimentados permanecen escépticos y creen que los resultados pueden ser artefactos de la degradación del tejido. En una entrevista para la revista Wired, Robert Hevner, uno de los principales neuropatólogos de los Estados Unidos, cuya experiencia se centra en el desarrollo del cerebro, interpreta los resultados como posibles artefactos (ver: http://www.wired.com/wiredscience/2014/03/disordered- corteza autismo/). Hevner dijo que los parchos en la corteza pueden simplemente corresponder a zonas en las que el ARN se degrado más rápidamente que en el tejido circundante.
A quienes estén familiarizados con nuestro sitio ya deben saber algo acerca de los problemas que los investigadores enfrentan al manipular tejido de autopsia. La colección de tejidos utilizados en el presente estudio se debe hacer con gran precaución. La siguiente es una nota por una investigadora de distinción en el autismo expresando su preocupación al usar tejido congelado -justo como el utilizado en el estudio por Courchesne:
» … Fue muy decepcionante descubrir que la mayoría de las muestras de cerebro mostraban una extensa degradación y que no se podían hacer conclusiones significativas del experimento. Si no hubiéramos decidido realizar la autorradiografía y la tinción hemalum después de los experimentos de Western blot, no hubiéramos descubierto que estábamos trabajando con muestras de tejidos degradados. Varios grupos de investigación recibieron las mismas muestras de cerebro que nos dieron y porque no realizaron cortes de cerebro, no se dieron cuenta del problema con el tejido y pasaron a publicar sus hallazgos.» Catalina Betancur y Salah El Mestikawy, Université Pierre et Marie Curie, París Francia, Informe ATP, 2010.
Parece ser que el artículo de Courchesne se unirá al grupo de estudios publicados que Catalina hace referencia. No es sólo la degradación del tejido lo que puede ofrecer un factor de confusión para los resultados de este estudio, sino también las comorbilidades de los paciente (por ejemplo, si sufrieran de epilepsia), y las condiciones que rodearon tanto la muerte de los pacientes como la recogida de tejidos (por ejemplo, el tiempo de la muerte a cuando se fijo o congelo el tejido). Aunque neuropatólogos lidian con todas estas variables cuando discuten sus experimentos, estos nunca fueron considerados en la sección de resultados del presente estudio.
Un investigador experimentado nunca habría abordado el proyecto utilizando tejido congelado. El mismo hubiera preferido errar por el lado de la precaución. Los presentes resultados sólo ofrecen incertidumbres. Según Hevner, técnicas histológicas deberían de haber sido utilizadas con el fin de identificar y caracterizar una posible malformación en la corteza cerebral. En efecto muchas personas ya lo han hecho. Estudios previos realizados por Bauman, Baile, Hutsler y Wiegle han descrito alteraciones sugestivas de defectos migracionales durante el desarrollo cerebral. Para los interesados, descripción de estas anomalías del desarrollo se puede encontrar en blogs anteriores por el autor (por ejemplo, http://bit.ly/1mAyzK3, http://bit.ly/1dXOASh).
Estudios previos han encontrado parchos corticales de anormalidades en el cerebro de personas autistas (Casanova et al, 2010; 2013). Estos parchos fueron descritos como displasias focales (es decir, áreas de malformación que ocurren durante el desarrollo cerebral). Estos estudios se realizaron utilizando cerebros enteros que habían sido seccionados en serie y utilizando la microscopía de luz para analizar los cambios celulares. En comparación con el estudio de Courchesne los esfuerzos anteriores tienen mejor muestreo y resolución.
Secciones coronales a través del cerebro de un individuo autista. La demarcación indican parchos de tejido malformados. El examen microscópico de estas áreas reveló una desincronización probable en la migración de las células excitatorias e inhibitorias que forman la corteza cerebral (Casanova et al., 2013).
Tal vez los resultados del estudio de Courchesne son reales. Tal vez no son el resultado de la degradación del tejido u otras variables que influyeron en la muerte de los pacientes o cómo se recogieron sus tejidos. Estoy feliz de que el nuevo estudio haya reproducido mis hallazgos anteriores (Casanova et al, 2010 ; 2013). Sin embargo, el estudio hubiera ganado en veracidad científica con una revisión adecuada de la literatura. Otros autores, incluyéndonos a nosotros mismos, ya habían interpretado hallazgos similares desde el punto de vista del desarrollo neurológico y ofrecieron correlaciones útiles a la sintomatología clínica de los pacientes autistas, por ejemplo, la presencia de convulsiones y problemas sensoriales.
Referencias
Casanova MF, El-Baz A, Vanbogaert E, Narahari P, Switala A. Minicolumnar core width by lamina comparisons between autistic subjects and controls. Brain Pathology 20(2): 451-458, 2010.
Casanova MF, El-Baz AS, Kamat SS, Dombroski BA, Khalifa F, Elnakib A, Soliman A, Allison-McNutt A, Switala AE. Focal cortical dysplasias in autism spectrum disorder. Acta Neuropathologica Communications 1:67, 2013. doi:10.1186/2051-5960-1-67