Mientras escribo este blog me encuentro asistiendo a un congreso internacional de autismo en Burgos, España. Hasta ahora todas las conferencias han sido excelentes. He disfrutado de la hospitalidad, las atracciones, y las tapas. Una ventaja añadida ha sido la de llegar a conocer personalmente a muchos asistentes que me había hecho amistad a través del correo electrónico.
Mis conferencias en el Congreso fueron muy bien recibidas. Posterior a las mismas se me acercaron muchos padres con diferentes preocupaciones sobre sus hijos autistas. Una pareja de Argentina expresó su preocupación por su hija, ahora una joven, quien recientemente había adquirido cierta rigidez en los mocimientos de su cuerpo. Mas especificamente, al caminar ella sostenía sus brazos al lado de su cuerpo rígidamente. Aunque ella era no verbal no parecía haber dolor involucrado. Los síntomas tampoco parecían ser el resultado de convulsiones. Aunque diagnosticada con epilepsia, sus convulsiones estaban bajo control y su más reciente EEG fue leido como normal. Además, parecía que los acontecimientos no estaban relacionados a cambios en medicamentos.
Es difícil dar consejos cuando no se saben muchas cosas sobre el paciente, es una enfermedad compleja, y uno no ha revisado el extenso historial clínico. No obstante a los multiples obstaculos, me pareció factible considerar un elemento de ansiedad en este caso. La ansiedad es una ocurrencia común en el autismo. Algunas series informan que hasta tres cuartas partes de las personas autistas tienen un trastorno de ansiedad. En este caso en particular, no habían elementos ambientales o cambios en los acontecimientos de la vida que pudieran explicar su posible ansiedad.
Los padres me preguntaron sobre la posibilidad de utilizar medicamentos para la ansiedad, pero les respondí que esto sería mi último recurso. Me gustaría probar primero algún tipo de enfoque alternativo, algunos de los cuales están relacionados con el hecho de que los pacientes pueden sentir ansiedad cuando «pierden la posición de su cuerpo en el espacio». Tito Mukhopadhyay dice algo a este respecto en su libro: «¿Cómo puedo hablar si mis labios no se mueven?» En la explicación de algunos de sus problemas en aprender a jugar bádminton, dice, «yo no podía tolerar el juego durante más de quince minutos. Mi cuerpo se siente disperso y mi cabeza mareada, lo que sucede, incluso ahora, cuando tengo que estar al aire libre por mucho tiempo. Mi cuerpo se siente más conectado a la tierra en el interior, protegido por las cuatro paredes de una habitación. El estar delante de un espejo ayuda a proteger mis sentidos dispersos». La explicación también revela por qué el individuo autista se siente más a gusto en el interior, en un ambiente familiar que le rodea, y propone un tipo de intervención que ofrece la seguridad de su reflejo en un espejo.
La idea de un plan de cuerpo destrozado fue transmitida por primera vez a mí por Mel Kaplan, un optometrista, mientras examinaba uno de sus pacientes. Cuando el paciente se volvió irritable Mel calmo al mismo poniéndole una bolsa llena de frijoles secos sobre la cabeza. Bajo la misma situación otras personas pudieran haber utilizado una camisa de presión o una máquina de compresión. Algunas personas autistas me han dicho que improvisaron una máquina de apretar al mover a sí mismos en el espacio entre su somier y el colchón. También he recomendado la terapia de natación para niños, como una forma de distribución de la presión alrededor de sus cuerpos. Todos estos esfuerzos aparentemente disminuyen la ansiedad en personas autistas.
La figura ilustra las pequeñas bolsas de la gorrita tejida, como los utilizados por Mel Kaplan al «centro» del paciente. La idea de centrar el plan corporal se describió elocuentemente en «El centro no puede sostener: Mi viaje a través de la locura: por Elyn Saks.
Figura: Yo recomiendo la hidroterapia en el tratamiento de muchos individuos autistas.
La madre de Tito Mukhopahay instituyó un ejercicio que puede tener efectos beneficiosos sobre la reconstitución del mapa corporal de un individuo autista. En este ejercicio TIto tuvo que cerrar los ojos mientras ella lo tocaba con un lápiz en diferentes partes de los brazos y las piernas. Tito tenía que decirle cuántas lo tacaba y si a superficie era aguda o bota. Este ejercicio permitió que TIto estuviera más en sintonía con su cuerpo; por ejemplo, ser más consciente de un dolor de estómago o un dolor en sus huesos.
Es mi creencia de que un esquema corporal defectuoso en el autismo esta en algunos aspectos relacionados con la incapacidad para planificar los movimientos motores. Esta incapacidad se llama dispraxia. Voy a escribir más exhaustivamente en este sentido en un futuro blog.