Llama la atención que en la sociedad actual el asesinato de personas con discapacidad es tolerada y que las reverberaciones de la eutanasia como «muertes misericordiosas» se pueden utilizar a manera de justificar tales medidas. En la historia del autismo Asperger saltó a la fama por haber publicado una tesis describiendo el fenotipo que hoy en dia lleva su nombre. Por otro lado el papel de Asperger en la muerte de decenas de niños discapacitados es menos conocido. De acuerdo con el historiador Czech, en un trabajo publicado en Inglés, «Asperger mantuvo una cierta distancia del movimiento nazi, lo que puede explicar el hecho de que hasta el presente su participación en la eutanasia de niños sigue siendo prácticamente desconocido. En 1942, como parte de una comisión de siete miembros, Asperger examinó 220 reclusos en las instalaciones de niños del hospital de Gugging. De estos, 35 fueron enviados a Spiegelgrund a petición de la comisión; los 35 niños murieron en un corto período de tiempo «(Czech, 2014).
Incluso para aquellos que sabían acerca de la participación de Asperger en estos y tal vez otros homicidios, por ejemplo Steve Silberman al escribir Neurotribes, los mismos aprueban su papel en estos asesinatos. En una entrevista reciente Steve Silberman afirma: «La lección más importante no es que los regímenes brutales como el Tercer Reich permiten a los hombres malos hacer el mal, sino que estos regímenes son capaces de obligar incluso a personas bien intencionadas a hacer cosas monstruosas» (n.pr/ 1NlHQ0r). De manera poco sincera el Sr. Silberman proporciona evidencia en contra de la participación de Asperger en el régimen nazi, afirmando que la Gestapo vino dos veces a detenerlo. Esta cuenta se basa en las propias afirmaciones de Asperger. Como se indica en uno de mis blogs anteriores, y posteriormente corroborado en el nuevo libro de Donvan y Zucker, esto era una forma común para muchas personas en la era de la posguerra para distanciarse de los nazis.
Este sentimiento de justificar la eutanasia debido a la ambigüedad moral imperante de la época debe de ser condenada. El hecho de que todo el mundo lo estaba haciendo, no exime a un criminal de su responsabilidad en decenas de asesinatos. Para los que perdieron todo, incluso sus seres queridos, un asesinato es un asesinato.
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Durante la Segunda Guerra Mundial la eutanasia de las personas con discapacidad fue más prevalente en Austria que en Alemania. Esto puede haber sido debido al hecho de que muchos de los pacientes en Austria fueron sometidos a experimentos médicos mientras estaban vivos o incluso después de la muerte (por ejemplo, la extracción e investigación de sus órganos). Muchos de los médicos dentro de este tipo de instalaciones utilizaban a personas como conejillos de indias en experimentos letales (inyectándoles organismos microscópicos virulentos como el que causa la tuberculosis), mientras que otros médicos investigaron el uso de la tecnología médica para aprender como matar simultaneamente grandes números de individuos. Algunos reclusos en estas instalaciones de exterminio recibieron una sobredosis de drogas, otros fueron electrocutados, y los menos afortunados murieron lentamente de inanición. Una parte significativa de los asesinados eran niños que sufrían de «idiotez» y / o «diversas deformidades».
Que quede claro que los internos en estas instalaciones fueron sometidos a tortura médica, incluyendo inyecciones con apomorfina (proporcionando horas de náuseas y vómitos), inyecciones dolorosas de azufre, el aislamiento físico y baños de agua fría. Después de la muerte, se recogieron los cerebros y otros órganos de los niños para su investigación posterior. Estos órganos se distribuyeron ampliamente entre centros académicos en Austria. Un objetivo particular de la investigación en estas instituciones académicas era el abogar a favor de «establecer la psiquiatría infantil, la psicología y la pedagogía terapéutica como disciplinas académicas independientes. La pedagogía terapéutica es un caso interesante debido a los esfuerzos para establecer esta nueva disciplina que unio activistas de eutanasia de Spiegelgrund, como Erwin Jekelius y Heinrich Gross, con el personal de la Clínica Pediátrica de la Universidad, tales como Franz Hamburguer o el mucho más conocido Hans Asperger, que fue capaz de avanzar en gran medida su carrera durante la guerra «(Czech, 2014).
Es desafortunado que la historia del autismo esta corrupta con trazas de eutanasia. Sin embargo, parece que Asperger no fue el único involucrado en esta sórdida historia. Andreas Rett, famoso por su investigación en los trastornos del neurodesarrollo y por haber descrito el síndrome de Rett, tenía un pasado nazi. Muchos de los especímenes con los cuales Rett informo la literatura provinieron de víctimas de eutanasia de instituciones austriacas. Rett y Asperger siguieron subiendo a través de las filas institucionales, tanto durante como después de la guerra sin ninguna acusación por su papel en la eutanasia nazi o por la explotación de sus órganos. Por el contrario muchos de los órganos de sus víctimas permanecen en jarras y sin esperanza para un entierro apropiado. ¿Dónde está la justicia?
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Hace varios años tuve el placer de conocer a Eric Kandel quien ganó el Premio Nobel por su trabajo sobre la memoria. La familia de Kandel se vio obligada a emigrar lejos de Austria dejando atrás todas sus pertenencias. En su libro «En busca de la memoria» Kandel escribe lo siguiente:
«Sin embargo, a pesar de su participación activa en el Holocausto los austriacos se consideran víctimas de la agresión de Hitler. Otto von Hapsburg, el pretendiente al trono de Austria, logro convencer a los aliados que Austria fue el primer país libre de caer víctimas en la guerra de Hitler. Tanto los Estados Unidos y la Unión Soviética estaban dispuestos a aceptar este argumento en 1943, antes de que terminara la guerra, porque von Hapsburg pensó que lo mismo estimularía la resistencia pública de Austria a los nazis mientras la guerra llegaba a su fin. En años posteriores los aliados mantuvieron el mito para asegurar que Austria permaneciera neutral en la Guerra Fría».
«Debido a que no se le hizo responsable de sus acciones entre 1938 y 1945, Austria nunca se sometió a la búsqueda y limpieza de criminales que se hizo Alemania después de la guerra. Austria aceptó fácilmente el manto de inocencia, y esta actitud caracterizo muchas de las acciones de Austria después de la guerra, incluyendo su tratamiento para retribuir a los judíos. Austria tomo una posición inflexible en contra de pagar reparaciones a los Judíos basándose en la premisa de que Austria había sido ella misma víctima de la agresión”.
«Igualmente inquietante es el hecho de que muchos de los miembros no judíos de la Facultad de Medicina que se quedaron en Viena durante la guerra eran nazis, sin embargo, conservaron sus cargos académicos después de la guerra. Mas al punto, algunos de los que inicialmente se vieron obligados a abandonar la facultad porque habían cometido crímenes contra la humanidad fueron reintegrados después».
«Para dar un solo ejemplo, Richard Pernkopf, decano de la Facultad de Medicina de 1938 a 1943 y rector de la Universidad de Viena desde 1943 hasta 1945, era un nazi, incluso antes de que Hitler entrara en Austria. Pernkopf había sido un miembro del partido Nacional Socialista desde 1952 y un miembro oficial desde 1933. Tres semanas después de que Austria se unió con Alemania fue nombrado decano; apareció en uniforme nazi antes de la Facultad de Medicina, de la que había despedido a todos los médicos judíos, y les dio el saludo «Heil Hitler».
«Después de la guerra, Pernkopf fue encarcelado en Salzburgo por las fuerzas aliadas, pero fue puesto en libertad unos años más tarde, su condición fue cambiada de criminal de guerra a una categoría menor. Tal vez lo más impactante es el hecho que se le permitió terminar su libro “Atlas de Anatomía”, una obra basada en las disecciones de los cuerpos de las personas que habían sido asesinadas en campos de concentración en Austria”.
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En la actualidad, algunos miembros del movimiento de la Neurodiversidad citan sin sentido que el autismo es parte de la variabilidad normal del genoma humano. Citan posibles dotes en autistas, pero se niegan a reconocer aquellos otros autistas que tienen problemas más graves y en extrema necesidad de atención médica. Silberman afirma incorrectamente que muchas desventajas graves como el perder control de la evacuación o actividades auto-injuriosas son parte del espectro humano implicadas en el envejecimiento. Su libro, Neurotribes, trivializa la difícil situación de los más severamente afectados y que no pueden beneficiarse de tener un mejor alojamiento.
Después de la guerra, Austria tuvo un papel activo en re-escribir la historia mediante la destrucción de todos los documentos relacionados con atrocidades cometidas en sus instituciones. No dejen que Steve Silberman y otros proponentes de la Neurodiversidad reescriban la historia y borren la difícil situación de personas severamente afectadas con autismo.
Para aquellos interesados en otras lecturas sobre Neurotribes, por favor refiérase a los siguientes blogs:
Neurotribe or diatribe?: bit.ly/1psMJ45
Steve Silberman and his tribe of Nazi sympathizers: bit.ly/1npmaLq
Neurotribes: How the Cookie Crumbles? bit.ly/1RI9asz
References
Czech H. Abusive medical practices on “euthanasia” victims in Austria during and after World War II. In S. Rubenfeld and S. Benedict (eds.) Human Subjects Research after the Holocaust, Springer International Publishing, Chapter 9, pages 109-125, 2014.
Kandel E. In Search of Memory. Norton and Company: New York, 2006.