La institucionalización a temprana edad puede tener consecuencias nefastas si los niños son descuidados emocionalmente. Hasta el momento hay miles de familias estadounidenses que han adoptado niños de Europa del Este y Rusia que carecíeron de cuidado adecuado, provenian de orfanatos con una alta proporción de niños a cuidadores, y/o que no tenian recursos físicos para proporcionar la atención nutricional y médica que fuera necesaria. A través de los años un porcentaje significativo de estos niños han exhibido graves problemas mentales de los que algunos han recuperado, o en otros casos, siguen afectados a pesar del amor y el cuidado de sus familias adoptivas. Estos niños pueden presentar conductas agresivas, hiperactividad, evitan el contacto visual, tienen rabietas y déficits de atención, exhiben sensibilidad extrema al tacto, y una incapacidad para establecer vínculos emocionales. Algunos de estos comportamientos, por ejemplo, trastorno de atención y problemas sociales, se correlacionan positivamente con la edad de adopción (peores síntomas con una exposición más prolongada a la institucionalizacion) y pueden aumentar a medida que los niños pasan de la niñez media a la adolescencia. Estos comportamientos proveen un síndrome parecido al autismo que ha recibido diferentes denominaciones: cuasi-autismo, síndrome autista posterior a la institucionalización o autismo inducido por institucionalizacion. Aunque discutible, algunas personas creen que estos problemas pueden ser específicos a las regiones antes mencionadas (Europa del Este y Rusia) ya que estos niños han sido culturalmente sensitizados por las altas tasas de exposición al alcohol durante la gestación.
Los niños con autismo institucional han sido objeto de una serie de eventos traumáticos (por ejemplo, la pérdida de sus cuidadores primarios, la falta de estimulación, aislamiento en las cunas de hospitales). Algunos autores han señalado que los huérfanos privados de interacción social «aprenden» patrones de comportamientos autistas. De acuerdo con Federici, «Con el tiempo se practican estos comportamientos como un mecanismo de defensa para bloquear el dolor y la miseria y en última instancia, se absorben en sí mismos y se comportan de una manera similar a niños con trastornos autistas» (Federici, 1998, p. 74). Esto nos llevaría a considerar si el autismo por institucionalizacion o «aprendido» es lo mismo que el autismo innato descrito por primera vez por Kanner.
De acuerdo con Rutter (2007), aunque hay similitudes en los síntomas (por ejemplo, movimientos de mecedoras, la auto-lesión, respuestas sensoriales exageradas ), «las diferencias sugieren un significado diferente». Muchos de los síntomas similares al autismo debido a la institucionalización tienden a disminuir, con la aparente excepción de las respuestas sensoriales inusuales, una vez que el niño entra en el ámbito de sus padres adoptivos. Estos comportamientos pueden incluso desaparecer, pero pueden resurgir en respuesta al estrés. Los síntomas del autismo institucional describen patrones separados de los comportamientos que a menudo pueden ser explicados por las influencias ambientales y contrastan con los grupos de síntomas descritos para el autismo «orgánico».
La diferencia entre el autismo innato y el autismo institucional «orgánico» tiene implicaciones prácticas. La terapia para el autismo institucional aborda las técnicas de modificación de conducta enfocados en comportamientos de mala adaptación. De gran importancia es la recomendación de no incluir a los niños autistas institucionales en los mismos programas educativos como las personas con autismo «orgánico». La inclusión de estos niños puede conducir a la adquisicion de comportamientos inapropiados debido a la imitacion.
Referencias
Federici R. Help for the hopeless child. A guide for families. Federici and Associates, Alexandria, Virginia, 1998.
Gindis B. Institutitonal autism in children adopted internationally: myth or reality? International Journal of Special Education 23(3):118-123, 2008.
Rutter M, Kreppner J, Croft C, Murin M, Colvert E, Beckett C, Castle J, Sonuga-Barke E. Early Adolescent Outcomes of Institutionally Deprived and Non-deprived Adoptees. III. Quasi-autism. Journal of Child Psychology and Psychiatry 48, 12, pp. 1200–1207, 2007.
Me parece que la denominación de «autismo institucional» puede ser ciertamente engañosa einadecuada, aunque en su momento sirvió para llamar la atención sobre esta problemática. En realidad, pienso que la situación de estos niños se correspondería más bien a nivel de diagnóstic con una versión extrema de un trastorno generalizado del desarrollo en su sentido más literal (aunque inducido en este caso).
Gran parte de los síntomas que presentan estos niños ya fueron provocados artificialmente en crías de primates en los años ´50 por medio de los terribles y crueles experimentos llevados a cabo por el psicólogo Harry Harlow. El aislamiento y la privación de estimulos sensoriales fueron las variables principales de estos macabros estudios.
No obstante, la similitud sintomatológica nos puede hacer reflexionar sobre si incapacidad para comunicarse con el entorno, así como las dificultades perceptivas, son algunos de los factores claves a tratar en el caso del autismo desde un primer momento. El notable éxito que parecen estar teniendo las técnicas de estimulación precoz a nivel de paliar estos síntomas y mejorar en la medida de lo posiblela evolución posterior de estas personas parece apuntar en esta dirección.
Faltaría en todo caso encontrar metodologías adecuadas para sortear las carencias o alteraciones perceptivas, de tal modo que se pudiera mejorar la interacción. Igual no sería el ejemplo más ideal, pero me estoy acordando de la técnica utilizada en el cuento «Un extraño en el paraíso» de Isaac Asimov, en el cual se transfiere la conciencia de un niño con autismo a un robot que está en Mercurio. Sin ir tan lejos, quizás la realidad virtual pueda revelarse como una potente herramienta para el tratamiento del autismo en el futuro.
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