TDAH y Autismo

En los días en que utilizábamos el DSM-IV, existía una idea errónea de que los diagnósticos de autismo y trastornos por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) se excluían mutuamente. Si una persona tenía un diagnóstico primario de autismo, no podía tener simultáneamente un diagnóstico de TDAH. Teniendo en cuenta que tanto el trastorno del espectro autista (TEA) como el TDAH son afecciones comunes de por vida, es ingenuo el afirmar que estas condiciones no coexisten. El TDAH afecta aproximadamente al 11% de los niños de 4 a 17 años de edad, mientras que el autismo afecta aproximadamente al 1,7% de la misma población. La casualidad por sí sola dicta que estos diagnósticos pudieran co-ocurrir.

Los síntomas de TEA y TDAH se superponen. Los estudios muestran que un 30-50% de las personas con TEA comparten características del TDAH. De manera similar, dos tercios de los individuos con TDAH presentan características de TEA (Leitner, 2014). Esto es más que una ocurrencia casual de enfermedades crónicas e, independientemente de la patología subyacente, implica un punto en común en la expresión de los síntomas. Reconocer esta comorbilidad es importante ya que nos mejor informa sobre el tratamiento y pronóstico de estos individuos. De hecho, el subgrupo de pacientes con TEA y TDAH comórbido suele mostrar síntomas más altos de ansiedad y una peor memoria (Colombi y Ghaziuddin, 2017). Afortunadamente, el nuevo criterio de diagnóstico DSM-5, lanzado en el 2013, permite el diagnóstico dual.

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De acuerdo con la referencia estándar ahora utilizada por los proveedores de atención médica para diagnosticar trastornos mentales o de comportamiento (DSM5), los criterios de falta de atención, hiperactividad e impulsividad son los siguientes:

Falta de atención: Seis o más síntomas de falta de atención para niños de hasta 16 años, o cinco o más para adolescentes de 17 años o más y adultos; los síntomas de falta de atención tienen que haber estado presentes durante al menos 6 meses y son inadecuados para el nivel de desarrollo:

A menudo no presta mucha atención a los detalles o comete errores por descuido en el trabajo escolar, en el trabajo o en otras actividades.
A menudo tiene problemas para mantener la atención en tareas o actividades de juego.
A menudo no parece escuchar cuando se le habla directamente.
A menudo, no sigue las instrucciones y no finaliza las tareas escolares, las tareas o los deberes en el lugar de trabajo (por ejemplo, pierde el enfoque).
A menudo tiene problemas para organizar tareas y actividades.
A menudo evita, no le gusta o es reacio a realizar tareas que requieren esfuerzo mental durante un largo período de tiempo (como en tareas escolares).
A menudo pierde cosas necesarias para tareas y actividades (por ejemplo, materiales escolares, lápices, libros, herramientas, billeteras, llaves, papeles, lentes, teléfonos móviles).
A menudo se distrae fácilmente
Es a menudo olvidadizo en las actividades diarias.
Hiperactividad e impulsividad: Seis o más síntomas de hiperactividad-impulsividad para niños de hasta 16 años, o cinco o más para adolescentes de 17 años o más y adultos; los síntomas de hiperactividad-impulsividad han estado presentes durante al menos 6 meses en un grado que es perjudicial e inadecuado para el nivel de desarrollo de la persona:
A menudo se agita o se golpea con las manos o los pies, o se retuerce en el asiento.
A menudo deja su asiento en situaciones en las que se espera permanecer sentado.
A menudo corre o sube en situaciones donde no es apropiado.
A menudo no puede jugar o participar en actividades de ocio en silencio.
A menudo actúa como si «impulsado por un motor».
A menudo habla en exceso.
A menudo deja escapar una respuesta antes de que una pregunta haya sido completada.
A menudo tiene problemas para esperar su turno.
A menudo interrumpe.

Además, se deben cumplir las siguientes condiciones:

Varios síntomas de falta de atención o hiperactividad-impulsividad deben estar presentes antes de los 12 años.
Los síntomas deben de estar presentes en dos o más entornos (por ejemplo, en el hogar, la escuela o el trabajo; con amigos o familiares).
Existe evidencia clara de que los síntomas interfieren o reducen la calidad del funcionamiento social, escolar o laboral.
Los síntomas no ocurren solo durante el curso de la esquizofrenia u otro trastorno psicótico. Los síntomas no se explican mejor por otro trastorno mental (por ejemplo, trastorno del estado de ánimo, trastorno de ansiedad, trastorno disociativo o trastorno de la personalidad).

El TDAH es un grupo de trastornos del desarrollo que resultan en una capacidad inadecuada para autorregular la atención, la impulsividad y la hiperactividad. Individuos con TDAH son impulsados por el interés, en lugar de ser impulsados por la tarea. Ponen atención cuando encuentran algo interesante. Las tareas forzadas y programadas pueden resultar aburridas, lo que conduce a una fácil distracción que se ve agravada por su poca tolerancia a la frustración. Esta falta de atención, o la incapacidad de mantenerse enfocado en una tarea, es el resultado de funciones ejecutivas inmaduras. Las dificultades con toda una gama de funciones cognitivas comprometen la capacidad de autorregularse; es decir, la capacidad de planificar, organizar, iniciar, mantener y completar tareas, junto con la capacidad de supervisar y cambiar las prioridades, según sea necesario.

El TDAH rara vez se ve solo. Las comorbilidades más comunes en niños incluyen:

Trastorno de desafío oposicional (ODD) 40%
Trastorno de conducta 10%
Trastornos del lenguaje 30% (solo en el TDAH, este déficit suele atribuirse erróneamente a una persona perezosa)
Trastorno de aprendizaje específico 25%
Ansiedad/trastorno obsesivo compulsivo (TOC) 25%,
Trastornos depresivos 35%
El fumar es 3 veces más común que en la población general.
Los trastornos por uso de sustancias son 3 veces más comunes que en la población general.

Los adolescentes con TDAH tienen 3 a 4 veces más accidentes automovilísticos, 4 a 6 veces más multas por exceso de velocidad, 4 veces más embarazos no planificados y 3 veces más visitas a la sala de emergencias que los grupos de control. Las personas afectadas generalmente experimentan una gran carga de pérdidas en sus vidas, por ejemplo, carrera, matrimonio, social. La falta de atención y la distracción, en la mayoría de los casos, es la causa de estas complicaciones.

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La hiperactividad y la impulsividad tienden a disminuir con el tiempo. Sin embargo, la disfunción de la habilidad ejecutiva tiende a persistir. El ochenta por ciento de los pacientes mantienen algunos síntomas en la edad adulta.

Los medicamentos para el TDAH son efectivos, pero solo mejoran temporalmente (no eliminan) los síntomas. Es lógico pensar que el tratamiento del TDAH es mucho más que solo medicamentos. Uno no puede comprar el buen comportamiento tan solo con medicamentos! Hay que establecer las expectativas correctas. La consejería conductual es su mejor apuesta para cambiar comportamientos. Enfatice estructura y disciplina consistentes, la comunicación positiva y el refuerzo positivo. Para aquellos interesados en obtener información adicional sobre el uso de medicamentos, el Dr. Andrew Adesman ofrece una guía gratuita de medicamentos para el TDAH en http://www.ADHDmedicationguide.com

Referencias

Colombi C, Ghaziuddin M. Neuropsychological characteristics o children with mixed autism and ADHD. Autism Research and Treatment 2017;2017:5781781.

Keitner Y. The co-occurrence of autism and attention deficit hyperactivity disorder in children- what do we know? Front Hum Neurosci 8:268, 2014.

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