Muchos tratamientos e intervenciones en el autismo se han centrado en métodos para reducir tanto comportamientos desadaptativos como aquellos síntomas relacionados a comorbilidades (e.j., convulsiones). A modo de contraste, ha habido poca investigación con respecto a algunos de los problemas sensoriales observados en esta condición.
El entrenamiento de integración auditiva (EIA) fue desarrollada por el otorrinolaringólogo francés Guy Berard y se basó en el trabajo de su predecesor, Alfred Tomatis. El Dr. Berard desarrolló originalmente el EIA a manera de rehabilitar trastornos del sistema auditivo, como la pérdida auditiva o la distorsión auditiva (audición hipersensible, hiposensible o asimétrica). El EIA utiliza frecuencias filtradas y moduladas que están incrustadas en música agradable para ayudar a reentrenar el sistema auditivo y normalizar la forma por la cual el cerebro procesa sonidos. Parece muy probable que, si un niño con autismo pudiera escuchar y procesar sonidos con mayor precisión, él/ella pudiera entonces entender y hablar con mayor precisión y claridad, mejorando así muchas áreas relacionadas, como las habilidades sociales, la competencia emocional y la capacidad de comunicación social. El programa Berard EIA se basa en la teoría de que el uso de música modulada electrónicamente y selectivamente filtrada capacita al oído y al sistema auditivo para que funcione correctamente.
El protocolo estándar de Berard para el EIA consta de dos sesiones de 30 minutos cada día por un período de 10 días. Las sesiones están separadas por un intervalo obligatorio de tres horas para permitir un descanso de la estimulación auditiva. La música está representada por una variedad de rock ligero, reggae y jazz, seleccionados específicamente para asegurar que contienen una amplia gama de frecuencias de 20 Hz a 20 kHz. Un dispositivo para filtrar frecuencias llamado Eareductor modula la música. La música procesada no excede un volumen de 85 dB que es el límite de seguridad impuesto por la FCC. Los niños escuchan a la música a través de auriculares de alta fidelidad sin participar en otras actividades cognitivas.
Se ha informado que el EIA es beneficioso en varias afecciones, incluyendo el autismo, la dislexia, el TDAH y la audición hipersensible a ciertas frecuencias. De 28 estudios de investigación que evaluaron cambios fisiológicos, conductuales y cognitivos en niños tratados con EIA, 23 (82%) estudios concluyeron que sus datos respaldaban la eficacia de la terapia, tres (11%) afirmaron no haber encontrado evidencia de eficacia, y dos (7%) informaron resultados ambiguos o contradictorios. Entre ellos había 13 estudios sobre el autismo y 11 de ellos informaron resultados positivos; tan solo 2 tuvieron resultados mixtos (Edelson y Rimland, 2008). La revisión de los modelos teóricos destinados a explicar los efectos del EIA en niños con TEA y otros trastornos del neurodesarrollo se puede encontrar en Berard y Brockett (2011). Desafortunadamente, la mayoría de los estudios hasta la fecha con EIA se diseñaron como ensayos clínicos abiertos sin grupos de control para poder lograr comparaciones.
Se necesita más investigación sobre el EIA ya que tienen el potencial de avanzar el conocimiento sobre las anormalidades del desarrollo neurológico subyacentes a la atipicidad del procesamiento auditivo en TEA. El EIA podrían proporcionar la base para una capacitación educativa guiada con la idea de mejorar sustancialmente la audición, la agudeza del procesamiento del sonido, la atención selectiva y otras importantes funciones que se consideran comprometidas en niños con autismo.
Referencias
Berard, G., & Brockett, S. (2011). Hearing equals behavior: updated and expanded. Manchester Center, VT: Northshire Press.
Edelson, S., & Rimland, B. (2008). The efficacy of Auditory Integration Training. Autism Research Institute Publications.
Casanova MF. Autism Updated: Symptoms, Treatments and Controversies. Amazon Publishing, 2019.