Muchas complicaciones de parto parecen ser factores de riesgo que propician el desarrollo ulterior del autismo. Un estudio epidemiológico de la Universidad de Harvard, revisando 40 artículos de la literatura, agrupo los factores de riesgo más significativos para el autismo de la siguiente manera (Gardener et al., 2011):
* presentaciones anormales de nacimiento (por ejemplo, nalgas),
* complicaciones del cordón umbilical (por ejemplo, cordón envuelto alrededor del cuello),
* sufrimiento fetal,
* lesión o trauma de nacimiento,
* parto múltiple (gemelos, trillizos, etc.),
* sangrado materno,
* nacimiento durante el verano (posiblemente asociado con el embarazo durante la temporada de gripe invernal),
* bajo peso al nacer o pequeño para la edad gestacional,
* defectos de nacimiento físicos,
* puntaje bajo de Apgar a los 5 minutos (una calificación de la salud general del recién nacido),
* aspiración de meconio,
* dificultades de alimentación,
* anemia o hiperbilirubinemia neonatal.
No todos los factores estudiados fueron asociados con un mayor riesgo para el autismo. Aquellos que no fueron asociados incluyeron anestesia, parto vaginal asistido, alto peso al nacer y la circunferencia de la cabeza.
Muchas de estas complicaciones obstétricas pueden ocurrir simultáneamente y ser aditivas, especialmente cuando uno considera tanto condiciones de anteparto como de intraparto (Getahun et al., 2017). En algunos casos, las complicaciones pueden ser el resultado de una intervención médica, por ejemplo, cuando el parto no comienza por sí solo, y un médico o partera usa técnicas para inducir contracciones mientras intenta lograr un parto vaginal. El medicamento Pitocina (una versión sintética de la oxitocina) se ha utilizado con este propósito. Un estudio reciente concluyó que había, «… un efecto sinérgico entre la administración de medicamentos para la inducción del parto y complicaciones de nacimiento, en la que ambos factores obstétricos, cuando ocurren en conjunto, aumentan la probabilidad de que el feto desarrolle TEA más adelante en la vida (p = 0.003)» (Smallwood et al., 2016). Otros estudios solo han encontrado una correlación moderada por género (que afecta principalmente a los hombres) entre la inducción el parto y TEA (Weisman et al., 2015). Teniendo en cuenta los beneficios del parto inducido, se debe tener precaución al interpretar estos hallazgos.
El gran número de complicaciones obstétricas implicadas en la génesis el autismo ofrecen un problema para aquellos individuos que proponen genes como el determinante principal de riesgo en esta condición. También cuestiona los defensores de la neurodiversidad que afirman que el autismo es una variación normal del genoma humano. Las complicaciones antes mencionadas ocasionan una falta común en el suministro de oxígeno al cerebro. No llevar suficiente oxígeno al cerebro es extremadamente peligroso para los bebés y los adultos. Sin oxígeno, las células mueren resultando en una perlesía cerebral, trastornos del desarrollo y discapacidades neurológicas. De hecho, las personas con TEA que tenían un ambiente intrauterino deficiente pueden manifestar concomitantemente discapacidad intelectual, a menudo severidad grave (Langridge et al., 2013).
Una debilidad técnica de las encuestas mencionadas anteriormente es la dificultad involucrada en dilucidar si las complicaciones de nacimiento causan autismo o si el autismo en sí mismo conduce a complicaciones de nacimiento. Además, muchas de las encuestas se basaron en autoinformes lo cual abre la puerta a una clasificación errónea de las condiciones médicas por parte de los pacientes (por ejemplo, la interpretación del paciente a lo que puede constituir preeclampsia). Por lo contrario, un aspecto positivo de los estudios mencionados anteriormente es su relevancia clínica. La presencia de complicaciones durante el parto puede ayudar a identificar aquellos niños a alto riesgo de TEA que requiere una detección temprana e intervención, cuando sea necesario, para mejorar su desarrollo. Los resultados también proporcionan evidencia que apunta hacia el embarazo y el período prenatal como críticos para aquellos cambios que propician el autismo. En este sentido, afianzan firmemente el autismo como un trastorno del neurodesarrollo.
Referencias
Casanova MF. Autism Updated: Symptoms, Treatments and Controversies. Amazon Publishing, 2019.
Gardener J, Spiegelman D, Buka SL. Perinatal and neonatal risk factors for autism: a comprehensive meta-analysis. Pediatrics 128(2):344-55, 2011.
Getahun D, Fassett MJ, Peltier MR, et al. Association of perinatal risk factors with autism spectrum disorders. Am J Perinatol 34(3):295-304, 2017.
Langridge AT, Glasson EJ, Nassar N, et al. Maternal conditions and perinatal characteristics associated with autism spectrum disorder and intellectual disability. PLoS 8(1): e50963, 2013.
Smallwood M, Sareen A, Baker E, et al. Increaed risk of autism development in children whose mothers experienced birth complications or received labor and delivery drugs. ASN Neuro 8(4):1759001416659742, 2016
Weisman O, Agerbo E, Carter CS, et al. Oxytocin-augmented labor and risk for autism in males. Behav Brain Res 284:207-12, 2015.