Los hábitos alimenticios de la persona autista pueden afectar su estado nutricional. En general, las personas que caen dentro de los trastornos del espectro autista (TEA) tienen preferencias que los predispone a malos hábitos alimenticios. En un estudio publicado en la revista Pediatrics, Bandini y colegas (2010) compararon 53 niños con TEA a 58 niños con desarrollo típico para opciones dietéticas. Aquellos con TEA exhibieron más rechazo de alimentos (41.7% vs. 18.9% de los alimentos ofrecidos, p <0.0001), y un repertorio de alimentos más limitado (19.0 vs. 22.5 alimentos, p <0.001). Los autores concluyeron que el repertorio limitado de alimentos de los niños con TEA los predispone a la ingesta inadecuada de una gran cantidad de nutrientes.
Los problemas asociados con un hábito dietético selectivo se agravan a medida que las preferencias alimentarias se convierten en rutinas que son difíciles de cambiar. Estas rutinas tienden a expandirse. En efecto, con el tiempo, una persona autista puede agregar otros requisitos para comer, que incluyen: la forma en que los alimentos deben organizarse en el plato, cómo huelen, la temperatura de los alimentos e incluso el tipo de platos o cubiertos utilizados a la hora de comer. Estas preferencias pueden evitar que un niño pruebe nuevos alimentos. En algunos casos, los nuevos alimentos pueden precipitar berrinches u otros comportamientos inapropiados a la hora de comer. En respuesta, los padres se rinden y le dan al niño su comida preferida. En la mayoría de los casos, estas acciones sirven para empeorar el comportamiento del niño (Piazza et al., 2003).
En algunos casos, la pesencia de rutinas puede servir para organizar y orientar a un individuo autista. Estas rutinas ayudan al individuo a enfrentar mejor las exigencias de la vida. Sin embargo, en el caso de la selectividad alimentaria, las rutinas pueden limitar la nutrición de maneras que variarán de un paciente a otro (Young-Jiang et al. 2017). Esto puede ayudar a explicar por qué la literatura médica carece de resultados consistentes al evaluar nutrientes específicos y por qué cualquier intervención debe de adaptarse a los requisitos de cada individuo. De hecho, en un metaanálisis reciente de la literatura, se encontró que los niños con TEA consumen menos proteína (diferencia de medias estandarizada = -0.27, intervalo de confianza del 95% (-0.45, -0.08), calcio (-0.56 (-0.95, -0.16)), fósforo (-0.23 (-0.41, -0.04)), selenio (-0.29 (-0.44, -0.13)), vitamina D (-0.34 (-0.57, -0.11)), tiamina (-0.17 (-0.29, -0.05 )), riboflavina (-0.25 (-0.45, -0.05)), vitamina B12 (-0.52 (-0.95, -0.09)) y más ácido graso poliinsaturado (0.27 (0.11, 0.44)) y vitamina E (0.28 (0.03, 0,54)) que los controles (Esteban-Figuerola et al., 2018). Se desconocen los efectos a largo plazo de esta selectividad alimentaria para un individuo autista. En efecto, la combinación de una dieta desequilibrada y una vida sedentaria puede conducir a la obesidad; lo que a su vez predispone a una gran cantidad de enfermedades crónicas, incluyendo la enfermedad cardiovascular, diabetes tipo 2, e incluso algunos tipos de cáncer. Por lo tanto, no es sorprendente, pero bastante alarmante, que haya una alta prevalencia de diabetes, hipertensión y obesidad en la población con TEA (Flygare Wallen, et al., 2018).
Es importante que el individuo autista establezca hábitos alimenticios adecuados. Debe haber tres comidas por día y algunos nutricionistas recomiendan 2 meriendas programadas para los niños. Sin embargo, comer entre comidas programadas debe ser limitado o desalentado. Debe haber un intento de probar nuevos alimentos, aunque el mismo sea en pequeñas cantidades. En blogs anteriores, he enfatizado cómo los autistas que solo comen alimentos procesados corren el riesgo de estreñimiento ya que carecen de cantidades adecuadas de fibra en sus dietas. Incluso si se intenta corregir los problemas gastrointestinales dando fibras, el estreñimiento puede provocar impactación en aquellos casos en que los alimentos o suplementos ricos en fibra no se administran con abundante agua. También enfatizaría el hacer ejercicio y mantener una vida activa.
Los interesados en leer más sobre este tema pueden acceder a:
Casanova MF. Autism Updated: Symptoms, Treatments and Controversies. Amazon Publishing, 2019.
Autism: the usefulness of exercise
Benefits of a fiber diet for autistic individuals
References
Bandini LG, Anderson SE, Curtin C, Cermak S, Evans EW, Scampi R, Maslin M, Must A. Food selectivity in children with autism spectrum disorders and typically developing children. J Ped 157(2): 259-264, 2010.
Esteban-Figuerola P, Canals J, Fernandez-Cao JC, Arija Val V. Differences in food consumption and nutritional intake between children with autism spectrum disorders and typically developing children: a meta-analysis. Autism 2018 [Epub ahead of print]
Flygare Wallen E, Ljunggren G, Carlsson AC, Pettersson D, Wandell P. High prevalence of diabetes mellitus, hypertension and obesity among persons with a recorded diagnosis of intellectual disability or autism spectrum disorder. J Intellect Disabil Res 62(4):269-280, 2018.
Piazza CC, Fisher WW, Brown KA, Shore BA, Patel MR, Katz RM, Sevin BM, Gulotta CS, Blakely-Smith A. Functional analysis of inappropriate mealtime behaviors. J Appl Behav Anal 36(2):187-204, 2003.
Young-Jiang L, Jian-Jun O, Ya-Min L, Da-Xiong X. Dietary supplement for Core Symptoms of Autism Spectrum Disorder: Where are We Now and Where Should We Go? Frontiers in Psychiatry 8:155, 2017.