Conductas autoagresivas

Durante estas proximas semanas voy a reproducir algunos apuntes de nuestro libro Autismo Actualizado. Creo que los temas seleccionados son de gran importancia para la salud de nuestros hijos. El libro se puede obtener siguiendo el enlace a Amazon.

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A menudo he oído decir que alrededor de un 20 al 30 % de las personas con TEA presentan síntomas de irritabilidad, agresión, estados rápidamente cambiantes de ánimo, rabietas severas y conductas autoagresivas. Estas conductas son más frecuentes en individuos de bajo nivel de funcionamiento y en aquellos que son no verbales. Medicamentos como los antipsicóticos (también llamados neurolépticos), aunque en gran medida ineficaces en el tratamiento de las anomalías de la interacción social y la comunicación, a menudo se utilizan para el tratamiento de estos síntomas. Los efectos secundarios de estos medicamentos (p. ej., aumento de peso, sedación, la aparición de la diabetes, la elevación de los niveles de triglicéridos en suero) pueden ser significativos y limitan su aceptación por parte de los padres, en especial cuando se administran crónicamente.

El comportamiento autoagresivo, en particular, es el problema más importante que enfrenta una serie de personas con TEA. Estos comportamientos incluyen golpes en la cabeza, tirones de pelo, arañazos, mordeduras e incluso la laceración de los ojos. El morderse los labios, la lengua y los dedos es más característico de una forma sindrómica de autismo, es decir, el síndrome de Lesch-Nyhan.

Las conductas autoagresivas son frustrantes para los padres y profesionales de la salud. En efecto, una vez que estas son evidentes es difícil dejar solos a los individuos afectados por temor a lesiones significativas. La vigilancia constante y la consiguiente tensión sólo son reemplazadas por el sentimiento de culpa si el niño se lesiona.

Laura Schreibman en su excelente libro La ciencia y la ficción del autismo, describe el caso de un niño que presentaba conductas autoagresivas. Sabiendo que este era el caso de su hijo, los padres retiraron de su habitación todo lo que ellos pensaron que le pudiera perjudicar. A pesar de la diligencia de los padres por desgracia se olvidaron de retirar la estructura metálica que sostenía el colchón de su hijo. Una fatídica noche repetidos golpes de cabeza contra la estructura metálica produjeron lesiones cerebrales graves y en última instancia la trágica muerte del niño.

Golpearse la cabeza es un tipo común de conducta autoagresiva en TEA y no requiere de un objeto del entorno para que esto ocurra. Algunos pacientes se golpean los ojos o los oídos ellos mismos con sus puños. Las orejas de coliflor son un resultado común de este comportamiento. También se me ha dicho de un paciente en particular donde el trauma repetido en la cabeza condujo a una deformación del hueso frontal ocasionando así una protuberancia o en términos médicos, prominencia frontal.

Oreja de coliflor


Figura: Oreja de coliflor en un boxeador. Un traumatismo puede causar un coágulo de sangre debajo de la piel de la oreja. El coágulo interrumpe la conexión de la piel con el cartílago de la oreja y, al hacerlo, corta el suministro de sangre. El cartílago, privado de su suministro de sangre, se encoge para formar la clásica oreja en forma de coliflor.

Prominencia frontal

Figura: Prominencia frontal (frente pronunciada) en un niño.

El golpearse repetidas veces la cabeza se puede ver ocasionalmente en niños con un desarrollo normal. En estos casos el trauma por lo general ocurre en la noche y desaparece cerca de los 3 años de edad. En un niño con desarrollo normal algunas personas consideran que este comportamiento es parte de un trastorno del sueño o, en el caso de un niño preverbal, una forma de ventilar frustraciones y hacer conocer su disgusto a sus padres. En el TEA golpes repetidos a la cabeza ocurren en cualquiera momento de la noche o del día, puede extenderse hasta una edad avanzada y se acompaña de otros signos de retardo en el desarrollo o estereotipias motoras, por ejemplo, mecer el cuerpo.

Aunque golpearse la cabeza contra una pared o piso de madera sería de esperar debido a lo común de estos objetos, no es raro para los individuos con TEA que seleccionen los bordes afilados de objetos de metal. Esta selección no parece ser con la intención de fracturarse un hueso, sino más bien la de crear un dolor intenso. En este sentido, lo que pudo haber sido concebido como un traumatismo a la cabeza perpetrado contra un objeto metálico puede ocasionar daños graves a los ojos u otras consecuencias no deseadas.

A menudo se dice que las conductas autoagresivas por lo general se producen como respuestas a demandas del entorno físico y social. Algunos investigadores consideran que es una forma de autoestimulación, una forma de liberar las tensiones y calmarse. Estos comportamientos también se han relacionado con la presencia de convulsiones.  La laceración de los ojos, un tipo particular de conducta autoagresiva, se ha asociado a niveles bajos de calcio. Mary Colemean, quien describiera la relación entre los niveles bajos de calcio y laceración de los ojos, ha indicado que los suplementos de calcio pueden causar una disminución sustancial de las conductas autoagresivas, así como mejoras en la comunicación. Otra posible causa metabólica son los niveles anormales de dopamina o serotonina. No es raro que las personas que toman medicamentos que aumentan los niveles de dopamina, anfetaminas y apomorfina, inicien conductas autoagresivas.

Hace muchos años tuve la oportunidad de trabajar en un proyecto en el Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos donde yo recogía tejidos de perros que constantemente se lamían y mordían las patas hasta el punto del sangrado. Se podría decir que esta condición es un modelo animal de conducta autoagresiva o de comportamientos obsesivo-compulsivo en humanos. Muchos veterinarios creen que el comportamiento de lamer las patas está relacionado con el aburrimiento por parte de los perros, la ansiedad, las alergias o un rasgo obsesivo compulsivo. La genética sin duda juega un papel importante en la patológica de esta condición. Perros de pura raza o una raza cruzada constituyen aproximadamente el 95 % de los perros afectados. Perros con genes de más de dos razas constituyen menos del 5 % de los afectados. En nuestro estudio, las pruebas de laboratorio revelaron que los perros tenían niveles bajos de serotonina y el tratamiento con un antidepresivo (con el fin de elevar los niveles de serotonina) redujo los síntomas.

Algunas personas creen que el dolor intenso se asocia con una infusión de endorfinas que puede proporcionar una sensación de euforia a la persona. Condiciones asociadas a insensibilidad al dolor (analgesia congénita) por lo general exhiben conductas autoagresivas. Los ensayos clínicos en el autismo y en la analgesia congénita usando un bloqueador de opiáceos (p. ej., naltrexona, naloxona) con el objetivo de reducir la sensación de euforia han disminuido la frecuencia de las conductas autolesivas.  En muchos casos una causa precipitante para las conductas autoagresivas no suele ser obvia.

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